Thursday, September 18, 2008

Mi primer día sin verte

Es terrible ver que somos el reflejo de nuestros padres: Para bien y para mal. Hace un par de días, traté a mi esposo como mi papá trataba a mi mamá (no son un ejemplo a seguir), y seguramente, él debe haberme tratado como aprendió que se trataban sus padres. Todo esto ha sido causa de disputas y disputitas entre nosotros. Sin embargo, esta vez, el conflicto ha ido escalando y ya no me interesa llegar a acuerdos; porque sé que no hay ningún acuerdo duradero para nosotros.
En realidad, hubo un error in eligendo. Estaba tan desesperada por casarme, que, aún sabiendo que escogía mal, igual me casé. Por eso lloraba a chorros el día de mi boda.
Y bueno, lo que empieza mal no puede terminar bien. Seguramente, él hizo su mejor esfuerzo y, quizás, yo me esforcé también (a mi manera) Pero está visto que no ha sido suficiente.
Desde la mañana he tenido una canción de Ricardo Montaner sonando en mi cabeza: "A dónde, a dónde, me puedo ir esta vez (...) me miro al espejo, me tomo otro café, el piano no suena; me vuelvo a ver y me confieso: debo cambiar de amor, otra vez" (cursiva mía) Y bueno, recordé mi canción favorita, Mil Pedazos, de Cristina y Los Subterráneos; pues cuando dijo que no me quería, apreté los dientes, me fui y lloré después:

MIL PEDAZOS
400 golpes contra la pared

han sido bastantes para aprender a encajar con gracia y caer de pie,
a esconderlo dentro y llorar después.
Por eso cuando dijo que no me quería, apreté los dientes, dije que me iría.
Mil pedazos de mi corazón volaron por toda la habitación.
Se quedaron todos rotos por el suelo; uno fue a clavarse en su chaqueta de cuero.
Los cogí de prisa y me los guardé,
por si hacían falta para otra vez.
En medio de mi pecho quedó un agujero
porque no se viera puse mi sombrero
Dejé sólo un trocito dentro de su bota,
para que le duela si se va con otra.

Esta vez, he llorado poco; posiblemente, porque quiero quemar este rancho. Sin embargo, al escribir lo del sombrero, recordé cuando él me alentaba a probar y comprar sombreros (un momento feliz) y he llorado a chorros, y por supuesto que voy a seguir llorando, cada vez que recuerde las cosas buenas.
Tal vez, la respuesta es que los vampiros no deben casarse; o soy yo, la niña etérea, que nunca quiso vivir en el mundo real.

Como millones de divorciadas, en este momento no quiero saber nada de pareja, nueva oportunidad, segundo aire, ni nada parecido. Quiero estar sola, como la vieja de los gatos. Sé que es triste; pero es posible que sea tan egoista e irresponsable como me acusa Leopoldo. Después de todo, así funcionan los decretos metafísicos.

Y en el blog de Doncella de Hierro, encontré referencia a una canción de Enanitos Verdes que desconocía, Mi Primer Día Sin Verte. Letra bastante adolescente; por lo que haré una letra diferente, en la siguiente entrada...

0 Comments:

Post a Comment

<< Home