Thursday, January 31, 2008

Laberintos

Hace unos días, me topé con El Fugitivo. De frente e inesperado. Iba con mi esposo y dudé. Sin embargo, sentí que era una brecha entre mundos que no se repetiría y marché decidida hacia Él.
Intercambiamos tres palabras. Yo me sentía tan torpe. Acabé la conversación muy rápido.
Por supuesto, después fue darle vueltas y vueltas al encuentro.
El encuentro fue sentir esa mágica, ancestral y profunda conexión; fue pensar en decirle: "¿Por qué no nos hablamos más seguido?"; porque sentí la alegría inexplicable de encontrar a un coterráneo, a un alter ego, al que habla tu idioma. Fue luego, maldecirle por truncarnos. Fue recordar las promesas de reencontrarnos. Fue también sorprenderme al verle viejo, gordo, calvo, canoso. Y recordé que han pasado casi diez años desde nuestra historia.
Me sentí traidora al tener un esposo y estar tomada de su mano. Luego, pensé que la vida es muy corta, para perderla en cuentos intangibles.
A los dos días de estar rememorando el encuentro, me dije:"Olvídalo. La vida continuó, como era sensato. Él no quiso estar contigo. Él siguió. Tú te cansaste de esperar. Tú seguiste de largo. Tú tienes una vida, un esposo (diferente, huraño, de otro mundo, pero mi esposo) y ya. No vale la pena, en este estado de cosas, engancharse a lo que no fue. Él tiene a María Luisa, su vida, sus planes. Una brecha entre dos universos no debe crear un cataclismo en ninguno de ellos".
Lo interesante, al final, fue no sentir la emoción gigante que sentí cuando me envió el disco de Charly; o, cuando me llamó de madrugada. No hubo tal emoción. Fue más bien la alegría de encontrar a un familiar perdido.

La otra historia es la historia que pasó y ya no pasa. La historia que todos imaginaron; pero que nunca se afirmó ni se negó. Y al final, nadie sabe qué pasó. Es una historia de infidelidad presunta.
Creo que somos buenos actores. Hubo una época en que el cortejo fue intenso, agresivo y constante. Yo no respondía, pero tampoco me alejaba. Era una época en que me gustaba. Era una época en que mi matrimonio estaba mal y era refrescante sentir que era atractiva para alguien más.
Después, vi que mi amigo no era lo que yo deseo como pareja. Y yo no juego a juegos temporales. Yo apuesto a relaciones estables, comprometidas y duraderas. Mi amigo no jugaba así. Y yo, practica, como siempre, no iba a apostar mi vida estable, mi relación comprometida por una semana de palabras bonitas.
Por supuesto, nuestra amistad continuó. En su momento, le dije que no iba a dejar a mi esposo ni, me iba a embarcar en una aventura, porque tengo un esposo. Mi amigo entendió que no iba a conseguir sexo conmigo y cejó en el acoso.
Ahora, somos amigos. Él sigue deseándome; porque es hombre y, porque es perro. Pero las cosas están claras entre nosotros. Sin embargo, es divertido, haber bailado juntos en la fiesta, que él me dedicara "Sin poderte hablar" y que yo le recuerde cuando oigo "Te doy una canción".

¿Cuál es la diferencia entre esto y lo que pasó con Betty? Simple: Mi amigo no pretendía acabar con mi matrimonio, ni quedarse conmigo. Mi amigo sólo quería sexo. Yo me escondí de mi esposo. Mi esposo nunca supo lo que yo hacía. En cambio, mi esposo y Betty fueron descarados. Todo delante de mis narices.
Definitivamente, el exito de la infidelidad es la discreción.


Mi hermana astral acaba de tener un hijo.
Yo detesté siempre los niños. Y repelí la idea de tener hijos tanto como me fue posible. Ahora, empiezo a pensar que es infantil mi actitud anti-niños. Empiezo a pensar, que debo madurar y entrar a la etapa de hijos. Pienso que es hermoso lo que hizo Pati. Hermoso y valiente. Pienso en lo bellos que pueden ser mis hijos con mi esposo; en lo dulces que seríamos con ellos; en las locuras que les enseñaríamos; en la locura que significaría tenerlos. Agatha y Federico. Circe y Lucien.

La voluntad de Dios es perfecta.

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