Friday, May 23, 2008

Femme

En días pasados, estuve en una perfumería buscando un regalo para mi madre, y las vendedoras me probaron un perfume que desconocía: Femme de Hugo Boss. Accedí a probarlo, porque me enamoré hace poco de Boss Woman. Me pareció delicioso, femenino, elegante y lo rocié en mi automóvil.
Así las cosas, en la tienda, Femme me recordó a Boss Woman y decidí comprarlo para mí. Ayer, lo usé por primera vez y pensé que era un perfume muy femenino, muy floral; muy femme.
Hoy, reincidí; porque quise llevar algo elegante y vuelvo a sentir que es muy femenino; pero como de señora. Boss Woman es floral, pero fresco, juvenil. Femme es menos brillante.
En todo caso, es floral y lo floral es femenino, sutil y elegante.
Hasta hace dos años, todos mis perfumes eran avainillados. Todos orientales florales. Y mientras más compleja la fragancia, mejor. Sin embargo, ya casada, con una vida estable, creo que sentí innecesario llamar tanto la atención, comenzando a migrar hacia fragancias más sutiles. El salto lo completé con un artículo sobre moda que leí, acerca de cómo estar siempre elegante, en el que se recomendaba usar un perfume floral.
Pensaba que los perfumes florales los usan las mujeres falsas, las debiluchas; pues las mujeres de mi familia siempre fueron guerreras, resistentes, fuertes, honestas y jamás usaron perfumes florales. Mi abuela usaba Opium de Yves Saint Laurent y para el diario, uno de café. Mi mamá usó muchísimos años Vôtre de Charles Jourdan.
Así, nunca aprendí acerca del poder de las flores. Sin embargo, ya casada, como dije, descubrí que los perfumes florales tienen infinitos espectros y combinaciones. Los perfumes que me parecían propios de hípócritas, ahora me parecen limpios.

Aún no usaría esos aromas que te hacen sentir recién bañada, o que huelen a inocencia adolescente; pero unas flores mezcladas sutilmente con vainilla... para mí son el aroma del cielo; además, mi esposo se arrebata cuando me abraza y mi cuello huele al sugerente bouquet floral...