Wednesday, January 17, 2007

Red Red

Desde septiembre u octubre 2006, cuando Vogue comenzó a anunciar que el rojo era el labial del otoño, no me despegué de mi Colour Surge Butter Shine Lipstick N° 434 de Clinique.
En realidad, el rojo siempre ha sido mi labial favorito. Pero estuvo tanto tiempo fuera de temporada y yo era tan joven, que casi ni lo miraba.
Ayer, al abrir el tubo para pintarme los labios, ¡la barra se partió! ¡No lo podía creer! ¿Cómo era posible que mi labial de 40 dólares se partiera? Y luego, era la tragedia de no tener mi labial rojo. Las tiendas que venden ese labial no quedan cerca de mi trabajo, y en la noche salir a comprar es complicado para mí.
Afortunadamente, caminando después del almuerzo, vi una tiendita pequeña que vende productos Clinique; aunque la oferta es muy limitada. Sin embargo, conseguí un labial parecido. No es mi 434; pero es rojo. Al usarlo hoy, me sentí, nuevamente, una diva. Paloma Picasso tenía razón; el único labial que una mujer puede usar sin dudas, es el rojo.

Tuesday, January 09, 2007

Volver

Acabo de regresar de un delicioso viaje a Argentina y Uruguay. Fue muy relajante. Viajar es maravilloso.
Creo que las vacaciones no son tales, si no puedes desconectarte completamente de la cotidianidad.
Debo decir que fue una experiencia muy relajante.
Me enseñó a ver el entorno diario de otra manera. Eso siempre me pasa en los viajes; al volver, quiero que mi casa luzca como un hotel.

Por otro lado, fue sorprendente descubrir que Montevideo es una ciudad bellísima. Todos los edificios son espectaculares, la gente es super amable, la comida es barata y muy buena, las calles son limpias; en fin, un destino turístico 100% recomendable. Pero como ciudad pequeña que es, tiene las limitaciones propias de una ciudad pequeña: Poca variedad para ir de compras. Sin embargo, las playas pueden compensar esta limitación.

Buenos Aires es otra cosa. Es una ciudad muy grande, con mucha pobreza visible, con mucha suciedad, la gente no es amable para nada, la comida no es buena. Pero es fabulosa para comprar cuero, lana, ropa interior y libros. Me disgustó como ciudad; realmente, lo que disfruté en Baires fue hacer compras.
Soy fanática de Kosiuko y pude darme un banquete en sus tiendas. Me encantó caminar los Shopping y tuve orgasmos en la calle Florida.
Sí, sé que la calle Florida es para turistas; pero me encantó tener cuadras y cuadras para recorrer mirando vidrieras. Me encantó que Buenos Aires tenga las Avenidas Callao, Santa Fe, Corrientes y Rivadavia, llenas de tiendas; me encantó que existiera Palermo.
Incluso hoy, sentada acá en mi escritorio, en mi oficina con aire acondicionado; extraño el olor de la calle Florida. Extraño el río de gente, a las seis de la tarde. Extraño que la noche me atrapara haciendo compras.

Es una experiencia que no quiero olvidar.

Luego, viene el tema de las tiendas Duty Free de los Aeropuertos. Simplemente, me drogan cuando entro allí. En el Aeropuerto de Ezeiza gasté más de US$ 600 en cosméticos y no me enteré cómo.
Claro, también debo decir, que en esas tiendas consigo productos que no puedo conseguir en mi ciudad y debo confesar también, que soy adicta a los cosméticos. Muero por una crema y tengo muchísimos perfumes. Incluso, me regalaron tres perfumes por mi compra. Perfumes que no conocía y que resultaron muy buenos.

He leido, que el aire de los aviones reseca la piel. Quizás por eso, los productos que llevan las azafatas son los mejores para esas situaciones. El caso es que me recomendaron las cremas de Stendhal, porque son las que llevan las azafatas. Me causó gracia, porque no sé si el criterio de las azafatas es el más acertado.

Estoy muy feliz de haber viajado. Acabo de comprender que viajar te expande la visión del mundo; en cierto modo, te abre la percepción de la vida. Creo, que me hace más cosmopolita.

Y bueno, ir a Buenos Aires y no comprar un disco de Gardel es, como no haber comido carne.
Así que "volver con la frente marchita..."